Javier Ibarra
Gabe Serbian ha muerto. Su estilo para aporrear tambores y platillos, estoy seguro que se convertirá en un acto de reverencia para algunos cuantos. Quienes seguimos su trayectoria lo pondremos entre los mejores y más originales bateristas que han logrado ritmos veloces, sincopados, los cuales parecían ser imposibles dentro del hardcore. El reconocimiento que tendrá, sin exagerar, será eterno. Basta con oír las 23 canciones de Plague soundscapes (ANTI- Records, 2003), segundo álbum de The Locust, su banda más conocida y que lo representó al por mayor.
En algunos temas de esa grabación que no alcanzan ni el minuto, quien falleció el 30 de abril (2022), un día antes de cumplir 45 años, mostraba grandes virtudes con un par de baquetas entre las manos. Nunca le importó golpearse sus nudillos con el aro de los tambores. Parte de su magia consistía en un acto de conmiseración, sangrando y tiñendo de rojo los parches blancos de la batería; también su traje verde-azulado de rara langosta con el que es imposible no pensar en él.
DE NIÑO QUE ERA FAN DE SLAYER, A HÉROE DE LAS RARAS LANGOSTAS
Sus inicios en la batería se dieron gracias a su padrastro, un baterista de jazz. Él le enseñó el ritmo básico del rock & roll, por lo que Gabe Serbian, desde ese momento no pudo parar de hacer ruido, aun cuando en 2011 y durante una entrevista para Big wheel magazine declaró: «Odio tocar sin pausa alguna muchas canciones locas, porque siento que me dará un ataque al corazón. Hay mucha adrenalina al tocar en vivo. Eso, combinado con tocar rápido y duro, hace que sienta que mi corazón se detendrá».
Sin embargo, Gabe Serbian es ejemplo de que la música —tomando en cuenta su tenacidad que lo hacía sobresalir y le atrofiaba los huesos de sus extremidades— cumple sueños. De pequeño, su primera gran influencia, quien lo sorprendió estando detrás de una batería fue su héroe Dave Lombardo, famoso por tocar en Slayer y un sinfín de proyectos como Fantômas o Mr. Bungle. Con él, durante una gira en 2005 por Estados Unidos que hizo The Locust junto a Trevor Dunn’s Trio Convulsan y Fantômas, comenzó una amistad.
De forma fugaz, como si fuera un cuento ficticio, estuvieron juntos en un proyecto musical. Ocurrió cuando Justin Pearson (bajista de The Locust y otras bandas), junto Michael Crain (guitarra y voz de The Festival of Dead Deer y otras bandas) iniciaron Dead Cross en 2015. Al conjunto se sumaron Gabe Serbian en los gritos y Dave Lombardo se encargó de las percusiones.
Pero al poco tiempo Mike Patton (vocalista de Faith No More y otras bandas) sustituyó a Gabe Serbian, quien se hizo a un lado del grupo, no sin antes haber dejado el primer registro de Dead Cross como lo fue la canción «We’ll sleep when they’re dead», lanzada en los primeros meses de 2016.
DE SER UNA RARA LANGOSTA, A SER EN UNA RARA LANGOSTA CREATIVA
El legado musical de Gabe Serbian, se reconoce porque aportó una vasta creatividad a la escena hardcore en San Diego, California a partir de la década de 1990. Sin equivocarme, podría asegurar que cuando pasó de tocar la guitarra a la batería con The Locust en 2001 —se dice que fue para el Peel session que grabaron ese mismo año con el legendario DJ, radiodifusor y periodista inglés John Peel, y la cual lanzaron hasta 2010 en formato de vinyl con el sello Radio Surgery— cambiaron muchas cosas del powerviolence muy a lo Crossed Out que tocaban aquellos adolescentes formados en 1994, tras la ruptura de Struggle y otras bandas que buscaban hacer del punk algo más experimental e igualmente contestatario. Por lo mismo, de ese quiebre surgieron Unbroken, Swing Kids o Bread and Circuits, entre otros proyectos que le dieron un sonido propio a ese condado de Estados Unidos.
Gabe Serbian, entre varios cambios que había en la alineación de The Locust, entró a formar parte del grupo a mitad de los 90, con riffs de guitarra potentes y que combinaban con los de Bobby Bray (tecladista de Holy Molar), quien junto al baterista original Dave Astor (bajista y baterista de Cattle Decapitation) fundaron el proyecto que, de hecho, se vio influenciado por la rareza de The Residents que tocaban bajo el anonimato, usando máscaras de ojos oculares a partir de los 70.
En ese momento, sin saber que años después traería puesto un traje de rara langosta que le daría superpoderes, Gabe Serbian siendo cofundador de Cattle Decapitation, uno de los grupos más populares del circuito del metal, continuó siendo el guitarrista —aunque inició como baterista— de este grupo aproximadamente hasta 2001. No obstante, en cuanto transportó sus emociones rasgando con frenesí una guitarra y gritando en un micrófono, a mantener el tempo en el ruido creado por The Locust, se dio un parteaguas y comenzó a tener esas características sobrehumanas que, de existir en verdad el profesor Charles Xavier, habría sido reclutado para convertirse en un X-Men.
¿Cómo fue eso? Pues hay una gran diferencia entre el sonido de The locust (Gold standard laboratories, 1998), que podría decirse sigue siendo un hardcore a mil por hora, con unos cuantos toques de teclados y sintetizadores por parte de Joey Karam que le dan ese toque loco, a el sonido matemático, robótico y de otra galaxia de New erections (ANTI- Records, 2007), que fue el último álbum que lanzaron y con el cual —sumando el álbum Plague soundscapes que mencioné párrafos atrás— muchos bateristas de mi generación quisimos convertirnos en una rara langosta, para así lograr ritmos Gabeserberianos.
DE SER UNA RARA LANGOSTA CREATIVA, A CONVERTIRSE EN UNA RARA LANGOSTA CON SUPERPODERES
En cuanto trato de terminar de escribir este obituario, imagino a Gabe Serbian, como buen amante de las motocicletas cafe racer, trasladándose al otro mundo vestido de una rara langosta. Lo imagino a máxima velocidad, porque así es como tocaba, y porque su vida entre quienes crecimos admirándolo así fue.
Mientras recreo esa imagen, sigo golpeando las teclas de mi laptop. Pienso que es mi antigua batería negra con la que formé un grupo llamado Zarathustra Has Been Killed In The 70’s, que de alguna forma efímera intentó parecerse en algo a The Locust. Esto viene a mi cabeza, y también se amontonan en mi imaginación otros supergrupos en los que estuvo involucrado Gabe Serbian: Holy Molar, Retox, Le Butcherettes, Zu y hasta Cheap Curls (agrupación de su esposa Katie Brouillette Serbian).
Todos esos proyectos ahora sé que lo convirtieron en un superhéroe del hardcore-noise-bizarro que surgió de Three One G Records, en cuanto un montón de chicos extraños que parecían vulcanos de la serie de ciencia ficción Star Trek, en algún momento de los 90 tomaron influencias de sus antepasados The Nation Of Ulysses, Born Against, Antioch Arrow, Heroin, Angel Hair, Clikatat Ikatowi para llevar la música a otros niveles más caóticos. De ahí que el legado musical construido por Gabe Serbian podría ser arte puro —habría que oír el disco que hizo junto a Luke Kenshaw, Variations in the key of the afterlife (Penguin Studios, 2015)— para comprobarlo.
Por mi parte —después de leer la publicación de Justin Pearson donde decía que Gabe Serbian era el más raro de los raros; mientras que su otro amigo Adam Gnade escribió que era el David Bowie de San Diego; y Jimmy LaValle (The Album Left), quien formó parte de The Locust recordaba sus inicios musicales junto a él— mi anécdota post mortem es aquel momento durante un show en Monterrey, Nuevo León donde el domingo 24 de junio de 2007, Zarathustra Has Been Killed In The 70’s le abrió a The Locust en el Café Iguana. Ver los trajes de raras langostas en unas sillas del camerino de ese venue fue impactante. Nuestros superhéroes estaban por ahí, y lo comprobamos en algún momento de aquella tarde, cuando descubrimos que Gabe Serbian mientras tocaba Maniqui Lazer o Non Plus Ultra, andaba entre el público tomándose una cerveza, recargado en la pared, viendo atentamente al escenario; nadie lo reconocía, por lo que podía andar campante, sin temor a ser asediado. ¿Mis amigos y yo cómo supimos qué era? Fácil: por la rara langosta que llevaba tatuada en uno de sus poderosos brazos.
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