El Pingüino en fentanilo soy yo: Orchid murió otra vez en Toronto, Canadá

   

Primera parte de una crónica viajera-musical sobre el último show de Orchid –la legendaria banda de screamo– en su regreso a los escenarios este 2024.

Javier Ibarra


El miércoles 29 de mayo de 2024 me encontré con Nene y Fercho en la Puerta 66 de la Terminal 2 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Mis amigos tenían poco de haber llegado de Monterrey, donde los conocí  hace casi dos décadas. Con ellos –a pesar de que estamos por entrar al cuarto piso1– aún comparto una obsesión por Orchid, banda legendaria de hardcore que nos volvió locos cuando teníamos entre 18 y 20 años.

El avión que nos llevó a Toronto, Canadá despegó pasadas las 5:00 PM. Aeroméxico, aerolínea por la que volamos, meses antes cambió el horario de despegue; volaríamos de noche para llegar al país norteamericano a eso de las 6:00 AM del jueves 30 de mayo.

Antes de abordar –ya nos habíamos hecho a la idea de pasar la madrugada en el Aeropuerto Internacional Toronto Pearson– le tomamos unas fotos a nuestros tatuajes de Orchid: el ataúd y la calavera que forman parte del arte de Chaos is Me, su primer álbum que Ebullition Records editó en 1999.

Ninguno había viajado a Toronto, y de no ser porque la agrupación que se formó en Amherst, Massachusetts, Estados Unidos en 1997 se juntó a tocar, nadie habría pensado visitar esa ciudad, que es una de las más grandes de América del Norte. Sin embargo, las mejores aventuras ocurren cuando nada está planeado. Además, como decía Louise Cyphre: “Your punk rock, our friendship”.

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En diciembre del año pasado, Orchid, considerados los putos amos del screamo –subgénero del hardcore que se gestó en los años 90 y a inicios de la década del 2000–, a través de una nueva cuenta oficial de Instagram anunciaron su THE DOOM LOOP WORLD TOUR con un flyer hecho por Steak MTN, como se hace llamar en el mundo de la ilustración Christopher Norris, ex guitarrista de Reversal of Man y Combatwoundedveteran.

Flyer del regreso de Orchid, por Steak MTN | IG: Chaosisorchid

Las presentaciones del grupo que se hizo notar por su estética y postura posmoderna2 hace más de dos décadas, se llevaron a cabo en los meses de mayo y junio de 2024. Jayson Green (voz), Will Killingsworth (guitarra), Brad Wallace3 (guitarra), Jeffrey Salane (batería) y Geoff Garlock (bajo) tocaron en algunos venues de Estados Unidos y Canadá.

En un principio el Instagram de Orchid me pareció extraño, sobre todo porque años atrás, cuando entrevisté a Jayson Green para el portal musical de VICE México (Noisey en Español), en algún momento que mencionaba las canciones lanzadas en 2014 por Ritual Mess –proyecto donde había integrantes de Orchid– y le comentaba que eso había estado mejor que una reunión de su antigua banda que se separó en 2002, él respondió:

Cada artista debe de hacer lo que desee. Por mi parte recuerdo haber visto a algunas de mis bandas favoritas de adolescente y estuvo genial, pero en medio de esa felicidad se podía percibir algo deprimente: con tan sólo ver a esos viejos intentar tocar a la perfección sus canciones, tomando largos descansos para recuperar el aliento era gracioso. Mientras veía eso pensaba: ‘Esto ya no es lo de ellos’. ¿Por qué? Porque el hardcore es un movimiento juvenil, y cuando te atrapa la nostalgia no avanzas. Por eso lo mejor es hacer arte nuevo. ¿A quién le importa si no eres popular? Al menos es más auténtico y la satisfacción es para uno mismo”.

También recordé la descripción de Ritual Mess en el Bandcamp de Clean Plate Records4. En ella se dice que esta agrupación podría ser “lo más parecido a una reunión de Orchid”. Sin embargo, en una entrevista que el escritor y periodista Dan Ozzi le hizo a Jayson, después del espectáculo que Orchid dio el 11 de mayo en Brooklyn, New York, el vocalista que también ha hecho stand up comedy explicó que la reunión de su agrupación se dio por varias cosas.

Primero porque se mudó a Toronto y algunos de sus amigos, como quien está al frente de Fucked Up, Damian Abraham, le preguntaban por la posibilidad de que el grupo más icónico de screamo pudiera regresar a escena. Aparte, Green que igualmente se hizo popular por participar en otras bandas de culto como Panthers5, solía recibir ofertas para que regresaran a escena, en épocas donde Orchid protagoniza memes y uno de los más divertidos que he visto dice: “If you don’t clap during Orchid reunion show when ‘Epilogue of a Car Crash’ start sounds, I’m sorry but we can’t be friends6”.

Pero como Jayson lo explica en la entrevista que está publicada en Zero Cred, boletín oficial por e-mail de Ozzi, una videollamada que tuvo con algunos integrantes del grupo para recordar su disco más emblemático, Chaos is Me, fue cuando el regreso de Orchid tomó forma. Una de las condiciones es que ellos pudieran controlar en absoluto sus tocadas, como si hubieran viajado al pasado, a su época Do It Yourself (DIY) en el ambiente del hardcore más raro y nerd que se tocaba en salas de hogares, sótanos, bibliotecas y gimnasios, entre otros lugares a los que asistían pocas personas.

Sólo que en 2024 el retorno de Orchid y de su “hardcore académico7”, como a Jayson Green le gustaba llamar al estilo musical de su grupo iba a ser un poco distinto: ya son unos señores con kilos de más, están en la cuerda floja de alcanzar el quinto piso8 y se preguntaban si podrían ejecutar perfectamente sus canciones con las cuales buscaron incomodar a los viejos y amargados de ese género musical, tocando temas de masculinidad, sexualidad, comportamientos transgresivos, literatura y filosofía.

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Con los cambios que hubo para entrar a Canadá desde el 29 de febrero de 2024, cuando entró en vigor la Visa canadiense Nene, Fercho y yo pensamos que sería estresante ingresar al país. Con pasaportes en las manos metimos ciertos datos en unas máquinas del aeropuerto. Recibimos unos tickets con nuestras fotografías, los cuales un policía parecido a Dwight Schrute de The Office revisó rápidamente. En ningún momento nos interrogó y tampoco pidió ver algún documento. Lo único que hizo –quizá me veía nervioso– fue preguntarme a mí por qué visitaba su nación. Le contesté que estaba de vacaciones con mis amigos; si mencionaba el último concierto de Orchid en su regreso iba a perder el tiempo.

En la sala de llegadas internacionales del aeropuerto no había movimiento y de fondo se escuchaba una música relajante. Estaban por dar las 11:00 PM, se sentía frío y conforme pasaron las horas la temperatura bajó a menos de 10 °C.

Lo que pudimos hacer para que las horas transcurrieran rápido fue cenar un sándwich de Subway. Sin embargo, en ese momento entendí que nos estamos haciendo viejos: Nene se tomó un medicamento para el estómago y Fercho algo para la ansiedad. Yo no llevé medicinas, pero les comenté del cloruro de Magnesio que me recomendó tomar un doctor desde el año pasado, en una época que bajé a 49 kilos por estrés, gastritis, colitis, mala alimentación, falta de actividad física y seguramente hipocondría.

En algún momento –porque a veces seguimos sintiendo que tenemos 20 años– pensamos salir a buscar un sitio para emborracharnos. De igual forma Nene, por puro ocio buscó en su celular hoteles cercanos y los precios estaban por encima de los 150 dólares canadienses.

El único que logró dormir bien, aunque estaba torcido en una banca fue Nene. Fercho y yo, en cambio, no alcanzamos el sueño y estuvimos conversando sobre gente malvibrosa de Monterrey que también conocimos por la música. En momentos que nos callábamos y cada quien revisaba su teléfono, por mi cabeza pasaban algunos recuerdos que viví con mis dos amigos.

En 2006-2007 viajamos a Tijuana, después de que nos enteramos por MySpace del show de Loma Prieta, Kidcrash, Colossus of Road y yo aseguro que también estaba Capsule incluído en el flyer; ellos aseguran que no formaban parte de la tocada. Ese show fue organizado por Nuestra Lengua Records, sólo que cuando llegamos a la ciudad fronteriza con Estados Unidos nos enteramos que se había cancelado; aún así conocimos personas que también gustaban de Orchid y el hardcore.

Otra cosa que recordé fue un tour que Zarathustra Has Been Killed In the 70’s9 –vieja banda de screamo donde estábamos Nene y yo– hizo por la zona del pacífico mexicano junto a Arcadhianonstabian. En esa ocasión, Fercho se encargó de vender las playeras, discos y botones que llevábamos ambos grupos.

Por otro lado fue inevitable pensar en cosas que vivimos en Monterrey con la pequeña secta caótica y existencialista que conformamos en gran parte por Orchid. Incluso en las tocadas de hardcore, punk, metalcore e indie rock de la ciudad de las montañas donde solíamos presentarnos con ZHBKIT70’s, la mayoría teníamos el cabello como Spock de Star Trek, traíamos playeras de bandas de screamo que muy pocos conocían y hasta solíamos presumir que leíamos a Friedrich Nietzsche y Albert Camus; éramos jóvenes y un poco snobs.

***

Después de las 7:00 AM decidimos ir a la zona donde nos hospedamos, en Bathurst Street, cerca del barrio Little Italy que existe desde principios del Siglo XX. Allí hay una buena cantidad de restaurantes, bares y tiendas que están ubicadas sobre College Street. De igual forma el Airbnb que conseguimos –este viaje fue más de adultos caóticos que de chicos raros que gustan de bandas de hardcore ñoño– no estaba tan lejos del centro de Toronto y de otros lugares pintorescos como Little Portugal y Chinatown.

El check-in para alojarnos en una “habitación cuádruple con baño privado”, como el anfitrión Long Huang A.K.A. Shenlong describió el lugar en su perfil de Airbnb, era hasta las 3:00 PM. Sin embargo, Nene al enviar mensajes a quien con el paso de los días creímos que era un robot con inteligencia artificial –estábamos seguros que nos vigiló todo el tiempo– fue posible pasar a dejar nuestras mochilas después de las 8:00 AM; el registró lo pudimos hacer una hora antes.

En el trayecto, cuando conectamos de un tren al Metro de Toronto un tipo extraño se nos acercó preguntando “¿quién es el líder?”, mientras metía una de sus manos en un bolsillo de su pantalón. De haber estado en alguna colonia chacalona10 de Ciudad de México o Monterrey, lo más seguro es que me hubiera puesto nervioso porque estaban a punto de asaltarnos. En cambio, no quiero dármelas de Van Damme, pero como chilango cuando se está en el primer mundo, un acto así parece ser gracioso y hasta a uno se le sale de forma inconsciente la frase: “No traigo, a la vuelta papi”.

El Metro se me hizo parecido al de la película Joker y en ese momento, viendo a la gente que se transportaba me di cuenta que Toronto es una ciudad multicultural. Bajamos en la estación Bathurst y caminamos al número 536 de esa calle. Vimos pasar el primer tranvía, al que uno se puede subir sin pagar, siempre y cuando no se hagan presentes los inspectores que levantan multas de unos 100 dólares canadienses y de seguro no se dejan sobornar. Íbamos entre estudiantes que máximo tenían 15 años y enfrente de la casa donde nos alojamos está King Edward Junior and Senior Public School. Comenzaron las bromas: le dije a mis amigos que ahí había estudiado Justin Bieber y se lo creyeron.

Sin hacer ruido –Shenlong nos dio esa indicación– dejamos nuestras pertenencias en una habitación. Al salir nos dimos cuenta que en la fachada del Airbnb podíamos recrear la fotografía más popular de Minor Threat, esa que el grupo de hardcore se tomó en Dischord House durante la década de 1980.

Desayunamos en Ohiru Cafe entre orientales, nos reímos de las pendejadas del payaso políticamente incorrecto Brincos Dieras y después recorrimos una parte de College Street; entramos a una tienda de cómics, que fue el único lugar donde nos pidieron usar cubrebocas en todo el viaje.

A pesar de que la mañana estaba soleada el aire era fresco. Nos llamó la atención que los peatones y ciclistas –con una temperatura que no estaba por encima de los 15 °C– vestían bermudas, camisas sin mangas y sandalias. Pero lo que más nos atrapó fueron los callejones grafiteados y que parte de la arquitectura –según nosotros– era como la de Scranton, Pensilvania, ciudad estadounidense donde se grabó The Office; terminamos acordándonos del Dwight Schrute policía del aeropuerto.

Orchid | IG: Chaosisorchid

Con el síntoma del mal del puerco11 nos pusimos a buscar un supermercado para comprar alimentos. Nuestro plan fue desayunar barato en el Airbnb y así gastar más dinero en cerveza, discos y merch de las bandas que se presentaron en Prepare The Ground Festival, donde Orchid con anticipación pactó dar su segundo last show en el Phoenix Concert Theatre.  

En Bathurst Street encontramos un FreshCo y nos llevamos fruta, latas de atún, jugo de naranja, cereal, pan, leche de avena y crema de cacao y avellana. De camino al hogar de Shenlong, después de que nos llamó la atención una casa de aspecto tétrico donde imaginamos vivía un asesino serial, nos dimos cuenta que tenía un anunció que decía “Cineforum” y en las escaleras de ese inmueble se podía leer una cita del escritor y filósofo Aldous Huxley:  “I want God, I want poetry, I want real danger, I want freedom, I want goodness, I want sin12”.

Posteriormente, cuando seguimos caminando vimos a la primera persona en fentanilo siendo devorada por ese fármaco que existe desde finales de los 50. Ese opiáceo sintético se sintetizó por primera vez en Bélgica, en 1960 por el médico Paul Janssen. Años más adelante, exactamente en 1968, Estados Unidos lo aprobó para usarlo en la industria farmacéutica como analgésico intravenoso.

No obstante, su uso “recreativo” se comenzó a notar en las décadas de 1970 y 1980. Pero la terrible epidemia –el uso ilícito de este fármaco que los doctores comenzaron a recetar como si fueran cualquier cosa, sin ser conscientes causa una fuerte adicción– está presente en Estados Unidos más o menos desde 2015. La heroína para los drogadictos más pesados quedó a un lado; el fentanilo y otras drogas parecidas como el tranq –fentanilo con xilazina, un medicamento veterinario que corroe la piel de los adictos– ahora son las que generan mayores ventas.

El fentanilo y sus derivados en 2022 llegaron a provocar la muerte por sobredosis de más de 77 mil estadounidenses, según información de New York Times; la cifra ha ido en ascenso al pasar los años. Por otro lado, esta “droga zombi”, como ha sido llamada por la reacción que tienen quienes la consumen, ha cobrado la vida de más de 40 mil canadienses desde 2017, de acuerdo a Libertad Digital.

Y quienes se podría decir están moviendo los hilos –haciendo una fortuna de dinero al distribuir fentanilo y tranq– en los últimos años, son carteles del narcotráfico mexicanos quienes, según información que tienen autoridades de México y Estados Unidos, crearon una red con laboratorios ilegales que se ubican en China.

Jamás en mi vida había visto algo así y sinceramente, estar de frente a una persona actuando como en Return of the Living Dead y que por momentos camina como pingüino impacta, más cuando la única referencia que uno tiene son los monosos13 de Ciudad de México que en ocasiones van tambaleándose y todavía intentan cometer un atraco…

  1.  En México así se dice cuando estás a punto de cumplir 40 años de edad. ↩︎
  2. Orchid en gran parte estuvo influenciado por Nation of Ulysses, un grupo de Washington D.C., Estados Unidos que tocó de 1988 a 1992. Es de los más representativos del post-hardcore y de Dischord Records. Su estilo venía del free-jazz y las décadas de 1960 y 1970. De hecho, la agrupación decía ser “un partido político” y “un grito de secesión”. También el objetivo de la banda era “vestir bien, ya que la ropa y la moda son las únicas cosas sobre las que nosotros, los niños, estando completamente privados de derechos, tenemos control”, como lo explicaban en su álbum 13-Point Program to Destroy America, lanzado en 1991. ↩︎
  3.  Es el bajista original de Orchid, pero en los shows que dieron en mayo y junio de 2024 estuvo tocando la segunda guitarra. ↩︎
  4.  Es el sello discográfico que Will Killingsworth tiene desde los años noventa y donde una parte de la música de Orchid se publicó. En el Bandcamp de Clean Plate Records es posible oír las dos grabaciones de Ritual Mess que fueron lanzadas en 2014. ↩︎
  5.  Esta agrupación se originó después de que Orchid dio su último show. Aparte de Jayson Green, también participaron Geoff Garlock y Jeff Salane, así como también integrantes de otras de sus bandas amigas: The Red Scare y Turing Machine. Entre 2002 y 2007 lanzaron cuatro grabaciones. ↩︎
  6.  “Sí no aplaudes en el show de reunión de Orchid cuando está comenzando ‘Epilogue of a Car Crash’, lo siento pero no podemos ser amigos”. Esto se refiere al momento en que los asistentes hacían eso mientras era interpretado ese tema incluído en Chaos is Me. ↩︎
  7.  Cuando se formó la banda, los integrantes de Orchid estudiaban artes y humanidades en Hampshire College y UMass en Amherst, Massachusetts, Estados Unidos. ↩︎
  8. 50 años de edad. ↩︎
  9.  Lo de Zarathustra lo tomamos por la canción “I Am Nietzsche” de Orchid y el libró Así habló Zaratustra”. ↩︎
  10. Peligrosa. ↩︎
  11.  En México así se le dice a la sensación de pesadez y sueño que se siente después de comer. ↩︎
  12.  “Quiero a Dios, quiero poesía, quiero peligro real, quiero libertad, quiero bondad, quiero pecado”. ↩︎
  13.  En México así se le llama a las personas que se drogan con mezclas solventes como el thinner. ↩︎

Javier Ibarra: Escribe para medios mexicanos como el suplemento El Cultural del periódico La Razón. Algunos de sus textos han sido traducidos al inglés y portugués. Es autor de los libros Una tragedia en tres acordes. Historias desde el moshpit (2019) y Las Entrañas de Santa (2024). Lleva el blog REVENGE OF THE NERDS MX sobre música y cultura pop. Antes de convertirse en periodista y escritor tocaba la batería en bandas de hardcore. También fue bicimensajero.

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